Es fácil creer que vivimos en la era más avanzada que la humanidad haya conocido: inteligencia artificial capaz de escribir ensayos, cohetes que aterrizan solos y teléfonos inteligentes que reemplazan oficinas enteras. Pero por deslumbrantes que sean estas innovaciones, algunos expertos argumentan que podríamos estar acercándonos a la cima de la innovación significativa .
Desde la rueda hasta la web, cada gran avance ha transformado la civilización. Sin embargo, hoy en día, muchos de nuestros "avances" parecen más mejoras que revoluciones: chips más rápidos, pantallas más delgadas, aplicaciones ligeramente más inteligentes. ¿Estamos innovando... o simplemente iterando?
El debate sobre la «meseta de la innovación»

Economistas e historiadores de la tecnología han debatido esta cuestión durante años. Robert Gordon, del MIT, en particular, ha argumentado que las revoluciones industriales (vapor, electricidad y producción en masa) generaron un progreso mucho mayor en términos de productividad y estilos de vida que las tecnologías digitales modernas. Consideremos lo siguiente: la transición de los carruajes tirados por caballos a los aviones ocurrió en menos de 50 años. Pero después de 15 años de teléfonos inteligentes, ¿qué ha cambiado realmente?
No se trata de denigrar las tecnologías modernas, ni mucho menos. Vivimos en una era donde la comodidad y la conectividad son tan altas que nuestros antepasados jamás las habrían imaginado. Pero el ritmo y el impacto de la innovación podrían ya no estar a la altura de las expectativas generadas.
Incluso el acceso a la tecnología está evolucionando: ahora las personas optan por comprar Neosurf en línea a través de Eneba , tarjetas de regalo digitales que les permiten pagar de forma segura bienes y servicios digitales sin pasar por los sistemas bancarios tradicionales. Este tipo de inclusión digital forma parte de la verdadera historia de la innovación: poner la tecnología al servicio de más personas, no solo crear dispositivos más sofisticados.
Medición del progreso real

La diferencia entre invención e innovación
Es necesario distinguir entre invención (crear algo nuevo) e innovación (hacer que esa invención sea utilizable y accesible). La máquina de vapor no fue la primera, pero fue lo suficientemente buena como para impulsar una revolución industrial.
Hoy en día, estamos inundados de inventos (startups de IA, prototipos biotecnológicos, aplicaciones blockchain), pero pocos se convierten en innovaciones disruptivas a gran escala.
Progreso oculto que quizás te estés perdiendo
Mientras los medios de comunicación hablan de redes sociales y teléfonos inteligentes, algunos de los avances más emocionantes están sucediendo silenciosamente en estas áreas:
- Salud: vacunas de ARNm, edición genética y detección temprana del cáncer mediante IA.
- Energía: investigación sobre fusión y avances en energías renovables que podrían redefinir la sostenibilidad.
- Espacio: Las empresas privadas están transformando los viajes espaciales en una realidad (semi)comercial.
Tal vez la innovación no esté muerta, simplemente se ha trasladado tras bastidores, a lugares que la mayoría de nosotros no vemos.
Por qué la innovación se ve diferente hoy en día
Internet ha encogido el mundo, pero también ha elevado el listón. Los consumidores exigen tecnologías instantáneas, fluidas y sostenibles, y las empresas se centran en mejoras graduales para satisfacer esas demandas. La disrupción requiere tiempo, regulación e inversiones masivas.
Al mismo tiempo, problemas globales como el cambio climático y la ciberseguridad han transformado la innovación de "lo que está de moda" a "lo que es necesario". El mundo no necesita otra aplicación viral, sino energía más inteligente, datos seguros y sistemas resilientes.
Por eso la innovación es más lenta: es más compleja, más responsable, más invisible .
Entonces… ¿hemos llegado a la cumbre?
Probablemente no. La innovación nunca es lineal, es una ola. Puede que estemos en un período más lento y deliberado, pero la historia nos enseña que la siguiente ola siempre está a la vuelta de la esquina.
La IA general, la computación cuántica y la bioingeniería podrían redefinir lo posible en las próximas décadas, al igual que lo hicieron la electricidad e internet. Pero para que estas innovaciones prosperen, deben ser accesibles, asequibles e inclusivas.
Y ahí es donde ocurren las revoluciones silenciosas: en una mejor infraestructura digital, pagos más inteligentes y plataformas accesibles impulsadas por mercados digitales como Eneba.
Así que no, no hemos llegado al final de la innovación. Apenas estamos iniciando un nuevo ascenso, donde las mayores innovaciones no serán dispositivos, sino sistemas que permitirán que todo el mundo innove en conjunto.



